Son harto conocidos esos refranes que rezan "si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, mejor no lo digas" o "es mejor no abrir la boca y parecer tonto, que abrirla y demostrar que se es", y lo cierto es que es verdad.
Muchas veces llenamos silencios incómodos de comentarios insignificantes para no tener que soportar la presión autogenerada y socialmente concebida de tener que hablarle a alguien desconocido o parcialmente conocido en lugar de guardar ese bendito silencio mientras subes en un ascensor, por ejemplo, o esperas el tren a las 8 de la mañana.
El motivo de tener que hablar ya lo he manifestado pero, ¿cuáles son los motivos por los que tenemos que callar? Obvios son la comodidad, la tranquilidad, la aspereza generada por levantarse a las 6.30 de la mañana zombie perdido,... Pero, ¿qué pasa cuándo somos conscientes de que lo mejor es no hablar? ¿Os habéis visto en la situación de querer hablar o, más bien, gritarle a los 4 vientos o a la persona que tenéis enfrente las cosas que os pasan por la cabeza, y saber que lo mejor es callar por las consecuencias de las palabras que diríais? Cómo jode eso.
Y si bien es cierto que muchas veces hablamos porque está "socialmente bien visto", muchas otras nos callamos por lo mismo, por cumplir con lo que se conoce como "políticamente correcto".
Sin embargo me gustaría dar un paso más en mi disertación: ¿Habéis sentido la necesidad imperiosa de decirle a alguien lo que ebulle en vuestras mentes y no lo habéis hecho porque no sabéis qué decir ya que simplemente os sentís abrumados por la cantidad de información que procesáis, sin orden ni concierto, y os sentís como un niño pequeño que ríe y llora a la vez? Yo sí. Y eso sí que jode...
Pero sin lugar a dudas, en esos casos lo mejor es guardar silencio.
Estoy completamente de acuerdo. Aunque tengo el primero de ellos, proverbio árabe, (creo que este lo incluimos en nuestro refrán mediante un pequeño hurto cultural) colgado de la pared de mi habitación, en ocasiones el silencio se hace tan crudo como para preferir evitarlo.
ResponderEliminarAlgo tan común en entrevistas de trabajo y negociaciones y para lo que hemos de estar preparados, se convierte en un arma de doble filo en nuestras relaciones cotidianas, máxime cuando el cariño o amor hacía esa/s persona/s te dificulta querer conseguirlo...